Montero dice "portavozas" durante una comparecencia en el Congreso de España.

El debate sobre las ‘portavozas’ divide también a los lingüistas

15 feb 18

“Si queremos inclusión absoluta, tenemos que atajar el lenguaje”, afirma la sociolingüista y catedrática en Filología de la Universidad de Alcalá Mercedes Bengoechea

Cuando Irene Montero dijo en el Congreso “portavoces y portavozas” reabrió un debate cíclico sobre el uso del lenguaje como herramienta para avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres. “¿Por qué no se dejan de tonterías y hablan de temas serios, de brecha salarial o violencia de género?”, se preguntaron ciudadanos y tertulianos. La sociolingüista y catedrática en Filología de la Universidad de Alcalá, Mercedes Bengoechea, lleva años respondiendo: “Si queremos inclusión absoluta, tenemos que atajar el lenguaje”.

Portavoza, nadie lo discute, es gramaticalmente incorrecto, pero para los lingüistas el debate va más allá. “El problema es que el masculino genérico intenta representar a toda la humanidad y el femenino, no. El masculino es la naranja entera y el femenino, media naranja. Todo eso no ha surgido de la nada”, reflexiona la catedrática. Como animales simbólicos, sostiene, “toda nuestra concepción del mundo pasa a través del lenguaje”. De mitos y narraciones tan antiguas como que la mujer proviene de la costilla de Adán, surge y se perpetúa la idea de que las mujeres son inferiores al hombre, explica. “Lingüísticamente se nos trata diferente, y no es solo una cosa del castellano, sino de todas las lenguas del mundo, que corresponden a sociedades patriarcales”, explica la sociolingüista. 

 

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