Javier Sinay

Javier Sinay: “Cuando la pandemia pase, los supercontagiadores seguirán siendo objeto de estudio”

18 may 20

Javier Sinay es periodista y escritor. Publicó los libros Camino al Este, Los crímenes de Moisés Ville y Sangre joven. En 2015 ganó el Premio Gabo de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Se suma al ciclo “Pandemia: las palabras y los signos de estos tiempos” con la palabra “supercontagiador”.

 

Por Javier Sinay

 

Un anciano chino contagió el virus SARS-CoV-2 a 78 personas en la ciudad de Harbin, al noroeste del país, muy cerca de la frontera con Rusia. El anciano se llama Chen, tiene 87 años y es lo que los infectólogos llaman un “supercontagiador”: alguien cuya capacidad para transmitir una enfermedad es superior a la de los demás. En Illinois, Estados Unidos, un hombre fue a un funeral, a una fiesta de cumpleaños y a una cena con amigos y contagió a 16 personas de entre 5 y 86 años, de las cuales ya murieron tres. Él también es un supercontagiador. Hay muchos: se esparcen con el virus. Pero quizás el supercontagio más comentado (y evitable) entre nosotros fue el de una diseñadora uruguaya especializada en abrigos de cuero y pieles que, luego de un viaje a España a principios de marzo, asistió a una boda en la que había 500 invitados.

 

“Pregunté si había alguna medida en el aeropuerto de Montevideo porque venía de Europa y me dijeron que no”, dijo en su descargo. Al día siguiente, según contó, comenzó a sentirse mal y tuvo un cuadro de fiebre, voz ronca y vómitos. Pero ya había tenido fiebre antes. Del foco de la boda surgieron 44 contagios por contacto directo e indirecto con ella, y los audios de WhatsApp de sus amigas indignadas se hicieron –nunca mejor dicho– virales. “La idiota viene de Europa y se va a un casamiento”, se escucha en uno, “contagió a un pueblo; ¡estoy histérica!”. Después se supo que su empleada doméstica también padecía covid-19.

 

Un supercontagiador es un hospedador del virus que está a la altura de este biothriller mundial: es una mezcla de exterminador, víctima y tonto; es un obrero silencioso, capaz de hacer producción en masa para el virus sin saberlo porque, además de la negligencia respecto a las precauciones que él no toma, los científicos sospechan que en algunos organismos hay un componente bioquímico que hace que alguien, lo quiera o no, se vuelva más que un mero contagiador. Cuando la pandemia pase, los supercontagiadores seguirán siendo objeto de estudio: el virus SARS-CoV-2 no los inventó y, seguramente, no será el último patógeno que se sirva de ellos. Nosotros, en cambio, olvidaremos una palabra tan espectralmente económica.

 

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