Aníbal Rossi
29 jul 20
Aníbal Rossi es licenciado en Comunicación Social por la UNR, maestrando en Comunicación Digital Interactiva (UNR), docente e investigador. Hoy se suma al ciclo de reflexión, análisis, producción y pensamiento: “#Signos2020: nuevos tiempos, ¿nuevas palabras?”, con la palabra “contagio”.
Por Aníbal Rossi
Más acá de los muros mientras escribo estas líneas, a un sofá de distancia, un niño contempla extasiado en su pantalla una colorida persecución: el desgarbado coyote armado de dispositivos y estratagemas varias intenta sin éxito una y otra vez alcanzar al esquivo correcaminos a lo largo y a lo ancho de una extensa geografía. Más allá de los muros, afuera, también se despliega un escape: el desconcertado humano como un coyote a la inversa, armado de tapabocas, distanciamiento, alcohol en gel y protocolos varios, intenta con éxito relativo no ser alcanzado por el virus. No entrar en contacto y evitar el contagio se vuelven premisas agotadoras debido a que en este caso el antagonista se mueve de maneras escasamente compatibles con nuestros modos habituales de pensar, organizar y vincularnos con (y en) el espacio físico.
Desde hace más de cuatro meses la noción de lo viral ha retornado súbitamente al orden de lo biológico, no obstante hace ya casi dos décadas que su semántica se encuentra instalada en el terreno de las prácticas comunicativas. Toda una epidemiología de la comunicación al servicio de la descripción del “contagio” y la propagación vertiginosa de la información. Como supo señalar Henry Jenkins, en los reticulares paisajes de las redes digitales lo que no se expande está muerto.
En esta dirección lo redológico como matriz para pensar la interacción y la circulación (en un sentido amplio) empieza a convertirse en saber tácito, poniendo en relieve la necesaria responsabilidad de cada nodo comunicante. La consigna #QuedateEnCasa reverbera como mantra pedagógico en el ámbito de las mediatizaciones (covid e infodemia siempre estuvieron cerca).
La ecología de medios digitales primero y el covid después nos han transportado de una espacialidad a otra, del espacio topográfico euclídeo y cartesiano a un nuevo espacio topológico. En el primero las distancias, las ubicaciones, los desplazamientos y las trayectorias se miden en términos de latitudes y longitudes. Allí la plaza pública es la metáfora del espacio compartido. En el espacio topológico, por el contrario, las distancias se miden en términos de links, la famosa idea de los seis grados de separación. En ese espacio el desplazamiento no es lineal, sino discontinuo; y la metáfora para comprenderlo no es la plaza, sino la red y la plataforma. Ambas responden a otras lógicas y a otras filiaciones.
En esta nueva espacialidad la mejor estrategia para huir de los malos encuentros (contagio) no será la de salir corriendo como lo hizo el correcaminos. Ya lo aprenderá el niño, si es que no lo sabe aún: de aquí en más para no ser hallado habrá que contar con un robusto cortafuegos (firewall) o estar bien encriptados… por ahora #QuedateEnCasa.