Fuente: LA NACION

En busca de un lenguaje cada vez más inclusivo: ¿qué hacemos con el neutro?

13 abr 18

El género gramatical masculino para designar plurales o colectivos comenzó a hacerle ruido a mucha gente y por eso todxs, todes y tod@s son las variables que, de a poco, logran ganarse un lugar en el habla cotidiana de los argentinos Fuente: LA NACION

Esta nota va a tener muchas x. Más que nada, x como símbolo de incógnita, igual que en las ecuaciones matemáticas, solo que aquí van a quedar todas sin despejar. ¿Qué tal si, por ejemplo, la fórmula común y corriente para denominar al conjunto de habitantes de Buenos Aires fuera "las porteñas"? ¿Y, entonces, en las publicidades del gobierno de la ciudad en la vía pública viéramos campañas como "Cuidémonos de la gripe entre todas" o "Juntas hagamos realidad las ideas de las vecinas"? ¿Cómo sería el mundo si el botón del homebanking dijera "atención a la clienta", las redes sociales mostraran "usuaria" y "seguidoras" o si "las millennials", "las consumidoras" y, ya que viene al caso, "las hablantes del castellano" fueran las formas naturalizadas para referirnos a grupos que contienen a todos los géneros? Si hace ruido, se entendió la idea. Tener la sensación de quedar fuera del lenguaje es, por lo menos, raro. Si googlean van a encontrar muchos estudios especializados, y no solo feministas, sobre el tema.
Es que el hecho de que sigamos usando el género gramatical masculino para designar plurales o colectivos que no abarcan únicamente a personas de género masculino le está haciendo ruido a mucha gente. Si sumáramos a las mujeres -se llamen o no a sí mismas feministas-, y a las personas que se llaman a sí mismas LGBTTIQNB+ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, travestis, intergénero, queer, no binarios y más denominaciones por cristalizar), estaríamos hablando de la mayoría de quienes utilizan cualquiera de las lenguas de este planeta.
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