Foto: Jordi Zamora
General | 21 oct 19
Pasividad es la cualidad de pasivo (‘falto de acción o actuación’) e impasibilidad es la cualidad de impasible (‘incapaz de padecer o sentir’, ‘indiferente, imperturbable’), mientras que impasividad es un cruce inadecuado si lo que se quiere expresar es falta de acción o indiferencia.
En los medios de comunicación, se encuentran frases que muestran esta confusión: «Asistimos asombrados a la impasividad de los responsables, que no podían resolver el problema en ese momento» o «A través de las cámaras de seguridad y de distintos medios, pudo verse a sujetos trepándose a los semáforos ante la impasividad de los policías».
El término impasividad, no recogido en los principales diccionarios de español, parece un cruce entre dos palabras cercanas formal y semánticamente como pasividad e impasibilidad, a las que equivocadamente sustituye en los casos anteriores. Al estar constituida por el prefijo in-, que indica negación o privación, y pasividad, su significado (‘falta de pasividad’) sería, además, opuesto al que se pretende expresar.
Por eso, en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido escribir «Asistimos asombrados a la pasividad de los responsables, que no podían resolver el problema en ese momento» y «A través de las cámaras de seguridad y de distintos medios, pudo verse a sujetos trepándose a los semáforos ante la pasividad/impasibilidad de los policías», ya que en este segundo caso podrían emplearse los dos sustantivos en función del sentido que se quiera dar a la frase.
Esto mismo ocurre con el adjetivo derivado impasivo, que aparece en noticias como «Ante esta situación, podemos optar por permanecer impasivos o tomar medidas antes de que sea tarde» o «El religioso se mantuvo sentado e impasivo», donde lo adecuado habría sido escribir «Ante esta situación, podemos optar por permanecer pasivos o tomar medidas antes de que sea tarde» y «El religioso se mantuvo sentado e impasible».